Susurraras o mejor gritaras ordenándole a mi voz decirte sólo la verdad
Una enorme piedra secaría mi lengua si encontrara en tu corazón la voluntad de hacerme una comedia nuevamente.
Pero si por fin tu mismo ángel te tocara, y convenciera de que vivirías más si respetaras y cuidaras mi sinceridad, podría liberarme del peso que oprime el corazón, el mismo que se hace llamar: TE AMO
Y no lo diría para retenernos en un tiempo que no deseas que suceda.
Mi intención sólo sería liberarnos de lo que hace tanto nos mata deliberadamente en lugar de darnos vida, la conexión sobre humana que hace que yo misma no sepa si se o tu sabes,
si pienso o te pienso, si lo que siento soy yo o tu sientes; la magia amarga que en la noches antes de buscar mi descanso de tu recuerdo hace que todas mis células latan tu nombre.
La que te hace traslúcida la materia, de manera en que sido bendecida con la muy amada capacidad de ver tu alma; la que casi me mata en una noche sin fin de asfixia, mientras tu me estrangulabas con tu corazón... Eso que no se qué, que me hacía marearme y sentir que derrumbado mi cuerpo sin vida caería por las horas y horas de traición que me ejecutaste. Esa bella sensación de tus manos en mi cuerpo, aun en tu ausencia, de ti dentro de mi.
La misma, amor, que no te deja mirarme a los ojos, porque te anuncia que al hacerlo ya nunca podrías vivir sin mi mirada, sin mi boca.
La que me hace exponencial locura de hablar con tu aliento y a ti moverte al compás de mi corazón; eso que me desnuda al pasar a tu lado, que me invade de tu olor, de tu cuerpo, de tu sentir, de tu piel, de tu existencia. Esa que me ha mantenido vegetativa, con una sola certeza: cómo me amas, cómo me piensas, cómo me respiras, cómo me deseas y deseas vivir a través de mi, prolongar tu hermosura en mi compañía.
Hacer la eternidad al mirarme en pasos fuertes, encontrar la inmortalidad haciendo de mi felicidad el motivo de tus días que quedan.
Magníficas y nunca antes relatadas historias habrían creado nuestras vidas entrelazadas, con convicción, humildad, y fidelidad; era el destino que los dioses nos pensaron, pero mortales escogimos ser al transformar nuestros dones en duda, soberbia, y traición, insultando así la misma naturaleza con la que fuimos creados.
Es como al fin tomo la decisión que te anticipaste a orillarme: te amaré por el resto de mis días, te amaré con la fuerza y claridad con la que el sol estalla una y otra vez para generar vida, y generaré vida.
Me voy a ser la mujer que deseo ser y que el universo se dedique a bendecirte.
Con la verdad que hace unas horas me encajó perfecto : "el no va a ser tuyo y será feliz sin ti"
Fue un placer haber participado de maravillosas aventuras contigo.
Doy gracias por haberte conocido, por haberme enamorado de ti, por haberte amado así. Soy muy afortunada pues se muy bien este mundo lleno está de deseosos de una pasión como esta.
He dejado de lamentar tu cobardía y absurda competencia, este amor, ya no robas más mis risas.
