martes, 26 de enero de 2010

La muerte en el presente

¿Cuántas veces tiene uno que morir para seguir con la vida que sigue? o lo que es lo mismo ¿cuántas vidas nos esperamos cuando llegamos en un cuerpo?
Terminar una relación, terminar la escuela, alejarse de un amigo, perder la inocencia, perder un objeto importante, la muerte de un ser querido, una mudanza, un cumpleaños, un cambio de letra o de talla, y hasta una enfermedad implican muerte. Una parte de nosotros muere, y no sucede justo cuando la acción se efectúa, sucede como un proceso alrededor de una circunstancia que nos hace desprendernos. Los apegos, otra vez, soltar lo que eramos, cómo nos sentíamos reconocer qué es lo que duele, por qué y a quien le toca la rabia, o el enojo.
Hasta liberarnos de un sucio vicio, de un mal hábito implica una muertecita, el fin de una persona que tiene nuestro nombre, que si bien no tiene personalidad, disfrutaba y existía a partir del uso de aquello que dejamos atrás.
Llegar a una oficina profanada en un robo, me significó esta semana la culminación de mi seguridad en ella; en sentidos mas amplios, ha espantado fuertemente mi sensación de comodidad y me ha obligado a darle fin a muchas de mis distracciones, y a empezar a pensar por qué estoy ahí. Un jefe que lleva ojos confundidos por las lágrimas, que se siente derrotado me enternece y veo en el una fuerza que estará habitándolo por completo en unos días más. Es una fuerza que no ha existido en el porque no había espacio hasta que vinieron y se robaron la otra energía. Siempre las energías que son mas sabias y saben cuando traernos un mensaje, ellas nos hacen movernos constantemente asesinando no al azar, partes de nosotros que deben dejar paso a nuevos bríos, a nuevos ímpetus.
Una fuerza que antes me llevaba irremediablemente a un lugar, a un corazón, hoy me ha demostrado que el fin está aquí para darme una nueva dirección que apunta a un pendiente más elevado, que es momento de conquistar.
Nada me haría mas feliz que ver el cuerpo "enfermo" de una amiga vivir plenamente, cuando haya descubierto que no es necesario morir materialmente para que llegue nuestra versión 2.0

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