miércoles, 17 de marzo de 2010

Del Autoengaño

La vez pasada, llevé esta misma situación demasiado lejos. La empujé y la presioné dándome fuerzas desde la conveniente convicción de que él me amaba como yo siempre había soñado, con mucha pasión, tanta que todos sus desplantes, todos sus rechazos los maquillaba casi de inmediato con un velo de ignorancia y poca capacidad para reconocer que era yo la mujer que el buscaba.
Es una de las peores cosas que me he hecho en la vida.
Autoengañarme para impedir que llegue el dolor de ver la realidad es un vicio que me comete el ego cada vez que se mira en una realidad que no nos gusta: no, no estoy tan gorda (cuando me miro sonriente y erguida frente al espejo); no, no estoy tan sola; no, no es que no me quiera, es que está de malas (tal como me lo decían cuando papá era rudo y me ignoraba); no, tu eres perfecta; no, él te quiere y va a cambiar; no, tu amiga no abusa de ti, ella necesita ayuda.
Aceptar solo mi realidad y asumirla es tan difícil para mi, que solo lo consigo momentáneamente, porque siempre que me sitúo fuera de la Matrix, de inmediato mi sistema me pide que regrese a alucinar, porque no soportamos vernos solas, rechazadas y débiles; tampoco feas, ni poco sensuales.

Así se cubren las espaldas los corazones desmedidamente sensibles, me dijo un maestro.
Pero creo que así se cubren las espaldas los corazones que no han contado la fortuna de verse dignos de amor y de respeto, aquellos que sienten que deben ser alguien mas para obtener el tan anhelado fruto del amor, y que no saben que ese amor que tanto necesitan, no está afuera, está dentro de ellos mismos.
Cuántas veces no esperamos por la persona que habrá de querernos como somos, con todo y 'defectos', y nunca nos hemos aceptado así como entes perfectos y hermosos capaces de provocar amor.

Antes de la desilusión, estuvo una ilusión: él se quedará conmigo porque él si me amará... Después un obligado desencanto, porque él nunca lo dijo, nunca lo demostró, nunca lo sintió, es más, su comportamiento gritaba que no tenía interés y decidiste ignorar esas señales, solo tomaste las que decían lo que anhelabas... ¿por qué? porque proyectaste en el lo que has deseado que suceda en escenarios anteriores con diferentes nombres, pero el mismo personaje. Tu lo pusiste a interpretar una historia paralela a la realidad en tu cabeza.
Lo siento, es así. No se cómo hacer para quitar este vicio, no lo sé, pero tienes que intentarlo.
Hoy estás feliz porque lo detuviste a tiempo, cuando aun era tiempo de regresar por el camino por el que venías. Cuando estabas soltera y feliz, cuando sacabas papeles del cuarto cajón con la uñas pintadas y el cielo bien azul.

¿que sucederá algún día? ni si, ni no, sólo... no lo sabemos.

No hay comentarios: